LUTO

A ELLAS, a ellos, a nuestros líderes indígenas, a los humanos; colombianos, españoles, terrestres. 

(a las muertes mal narradas en una patria boba)

No salgo a la calle

creyendo que me van a matar.

No salgo con un uniforme de blanco perfecto.

Ni como vestida de objetivo,

ni tan siquiera, salgo a cantarme víctima.

No salgo a la calle

queriendo ser cifra o

encierro o tres días de duelo.

No salgo a la calle con traje de pretexto,

ni de excusa, ni mucho menos

con atuendo de imperfecto escudo.

No salgo a caminar tampoco desnuda,

ni a ser espejo,

ni a ser suma que divide.

No salgo a la calle a que mi voz,

que es la de otros,

y a que mi vida,

que habla y defiende

y busca la vida de otros,

lidere lo muerto.

Salgo a la calle esperando estar de vuelta.

Y, sin embargo,

las balas que pierden

y el odio que explota,

nos viste de víctimas, de cifras,

de idiotas.

Y sin embargo camino,

a esa, la calle mía y de otros,

pidiendo que el olvido y mi palabra,

y mi canto de nadie y de todos,

nunca más estén rotos.

SOBRE EL TEMOR DEL TIEMPO

El sentimiento se esconde en lo breve.
Entre el líquido que aún no sale de la garganta.
Entre el ardor en la distancia entre el esófago y la lengua.

Una náusea tremebunda,
Rastrilla entre las grietas,
Que abastecen el pasado,
De mi consciente ansiedad.

Las llaves entran en el cerrojo de la puerta.
Escucho mis pasos sonando fuerte,
Aplastando el silencio
Al subir por las escaleras,
Detrás del elevador.

El metal del termo que carga el café que ya bebí,
Titila con el rozar de los botones de mi abrigo,
Y el campaneo sostenido se queda,
Después del golpe entre los elementos.

Titila casi arrullando la nostalgia,
Pero no consigue dormirla.  

Si miro las escaleras siguientes,
Siento olvidar mi presente.
Y entra el juicio a dominar 

Esa, la puerta que no es mi casa
Me regala paciencia.
Y entonces se abre,
Y está oscura y las entrañas arden,
Y me agobia el destino
Y el pasado,
Y la nostalgia,
Y lo incierto,
Y los bolsillos vacíos,
Y el espejo sucio.

Quisiera caminar viendo el asfalto frío
y ya sin hojas,
Y no andar sintiendo el ardor,
Ni las ansias,
Por la acera de enfrente.

A medias

Quiero ocuparme de las lunas que otros han dejado de ver.
Ocuparme de las lunas olvidadas.
De las llenas.
De las medias.

De las medias que quedaron colgadas en la lámpara cliché
Que todos recuerdan después del desnudo de media noche.
De las medias de media noche y su media luna.

Quiero ocuparme del ayer que dejé olvidado
En el pasado en que me dijeron
Que no esperara nada.

Del ayer en que esperé olvidada,
Aquella mañana en que creí que sería
Fría y feliz.

Del ayer en que esperé que tan solo la ausencia
De esa mañana,
Me tranquilizara por haberse vuelto constante.

Quiero ocuparme de lo constante. De lo que sigue
Estando ahí
Y aún espero que cambie.

Deseo un enemigo tan solo por una noche.
Que me quite el hastío del constante.
De las medias que nadie me quitó
Pues estaba sola.

De la luna que nadie caminó conmigo.
De la lámpara.

Ese enemigo que luche contra luces.
Que atenúe solo un poco aquellas que
Me están cegando.

Que luche contra mis ganas previas de ocuparme.
Que me quite las ganas de sentir.
Que me ocupe para no ocuparme de mis preocupaciones.
Que me ponga medias porque la luna está llena.